sábado, 2 de septiembre de 2017

ESTOY QUE ARDO (y IV)

       
Nocito vista de la Selva y el Puntón de Guara al fondo, Briet 1906 y Ortega 2015. Se aprecia el cambio de uso, los campos del primer plano son ahora pastos, los campos abancalados se encuentran cubiertos por robles y pinos y al fondo las manchas oscuras del bosque han aumentado de tamaño. 
         Para que se de un fuego hacen falta tres elementos, un agente oxidante que es el oxígeno, un foco de calor o de fuego y un combustible, que en el caso de los incendios forestales es la propia vegetación; esta relación es permanente de hecho los paleontólogos tienen constancia de la existencia de incendios desde el mismo momento de la aparición de las plantas, incluso hay un periodo geológico en el que la concentración de oxígeno en el aire era mayor que la actual y había incendios espontáneos en condiciones humedad y temperatura que hoy día seria imposible.
         A la vegetación igual le da que el foco del fuego sea por causas naturales que provocado, lo que si influye es la cantidad de combustible y su características, en los tamaños finos (hojas, ramilla, hierba) hay una mayor superficie donde prender por lo que favorecen el fuego; también influyen la condiciones meteorológicas, el viento hace aumentar la cantidad de oxigeno de que dispone el fuego, y la sequedad y el calor va favorecer la ignición y facilitan la propagación.
        
Campos de la Paul de Nocito y al fondo el pico de Guara, Montserrat 1947 y Ortega 2013. En la primera fotografía se aprecian los hormigueros ( pequeñas carboneras con broza del monte para fertilizar los campos) y los efectos de un incendio reciente. En la segunda los matorrales y el bosque es continuo, y en los pastos de Guara incluso ha subido el limite del arbolado al casi desaparecer la cabaña ganadera
       Actualmente y como consecuencia de la despoblación rural con el consiguiente abandono de campos y la recuperación de la vegetación silvestre, y el cambio de uso de los combustibles, antes la leña suponía la extracción de gran parte de las ramas finas y arbustos (los hogares y hornos  de zonas como el somontano la leña era de matorrales como la coscoja, la aliaga y el boj) y en muchos lugares había que traerla de lejos; ahora ha sido sustituida por derivados del petróleo.  La reducción de la cabaña ganadera también influye no solo por los pastos herbáceos abandonados que se convierten el arbustivos, sino también por eliminación de fuegos pastoriles, los pastos se quemaban para eliminar las partes muertas y embastecidas y así estimular los renuevos que eran más apreciados por el ganado al ser más ricos en agua, proteínas, vitaminas y más digestibles al tener menos cantidad de celulosa y lignina; esto fuegos a veces se descontrolaban y se convertían en pequeños incendios que no se consideran malos mientras no se quemaran árboles.
         
Efecto inmediato del fuego, rebrote de la vegetación con tallos nuevos más nutritivos para los herbívoros y erosión en las zonas de pendiente
     Todos estos cambios en el mundo rural han ocasionado el aumento de combustible en el monte. No es que  antes se limpiara el monte para que no hubiera incendios, la gestión de su recursos estaba sobreexplotada por lo que había menos que quemar, no había grandes incendios pero si muchos incendios pequeños, un informante que estuvo de pastor en los pastos de Guara me contaba que cuando se despertaba antes de la madrugada por el frío, en los 360º de horizonte que podía divisar se veían innumerables pequeños incendios.
         Antes había pocos incendios grandes, consecuencia de la escasa vegetación espontánea (no hay más que ver las fotos de la primera mitad del siglo XX) pero había graves problemas de erosión. Ahora hay menos fuegos pero de dimensiones mayores y peores efectos, consecuencia de que hay mas vegetación pero hay menos problemas de erosión, al menos en las zonas de montaña, esta claro que no se puede tener todo, pero si trabajar para conseguir el mejor de los escenarios posibles.


No hay comentarios:

Publicar un comentario