jueves, 15 de marzo de 2018

EL ÁRBOL DEL SOL (y III)

         
Tronco de sabina negra ( muerto hace unos 40 años), su desarrollo en cascada se explica por la existencia anterior de otro tronco ( marcado con *) que le debió hacer sombra.
         Hasta ahora hemos visto que la luz directa del sol y la sectorización influyen en el desarrollo de la sabina negra y ahora vamos introducir un nuevo factor en el aspecto de la sabinas, la longevidad (ver entrada ¿Cuántos años tiene un árbol?  de julio 2016 ); pues esta especie opta además por otra estrategia que le permite vivir en lugares marginales, pues en los lugares con mejor suelo es desplazada por especies dominantes de mayor tamaño que le quitan la luz del sol; en estas zonas con condiciones difíciles por la escasez de suelo su estrategia es tener un crecimiento muy lento y reducido, invirtiendo recursos en crear una madera calificada como imputrescible, cargada de resinas y esencias para evitar la acción de hongos y/o insectos que destruyan su madera, y que incluso persiste a la intemperie muchos años después de la muerte del ejemplar.
        
Aspecto de tres sabinas done ha habido una competencia entre ramas-tronco por la luz, en las dos últimas con muerte y perdida del tronco principal
         Para que nos hagamos una idea de en que parámetros nos estamos moviendo y como confirmación de que longevidad y tamaño no van unidos hemos encontrado ejemplares con 655 anillos de crecimiento y solo 13 centímetros de diámetro.

         Los periodos de vida de varios centenios parece ser comunes en sabinas que viven en lugares rocosos, en estos periodos de vida tan largos, las condiciones ambientales han podido cambiar mucho, no solo climáticas sino por competencia por la luz. Como ya vimos las sabinas y enebros que dominaban en las épocas donde se explotaban el boj y las carrascas como leña, decaen bajo la sombra de sus vecinos que al no ser recolectados han podido desarrollarse con normalidad y están tapando la luz a los antes señores de la zona.
        

Dos ejemplos con ramas-troncos rastreros con giros en ángulo recto.
        Pero esta competencia por la luz se produce también en la propia planta entre sus ramas, o de los troncos si tienen más de uno. Así en algunos ejemplares las ramas de la base (recordemos que suelen mantener la forma de arbusto) compiten por la luz con el tronco principal y crecen desarrollándose en horizontal, a veces ladera abajo hasta que superan el follaje del tronco principal, entonces pueden  crecer hacia la luz describiendo la rama un giro en ángulo recto, en vertical; seguramente sea la sectorización de la que hablábamos en la entrada anterior sea lo que haga que partes de la misma planta se comporten de forma tan individualista, en otra s especies simplemente las ramas de la base al dejaran de recibir suficiente luz habrían dejado de ser alimentadas  por lo que se acabarían secando y desapareciendo en la llamada autopoda.

         Lo que ocurre es que esta competencia en el mismo pie no lo solemos apreciar hasta que el tronco principal muere, entonces si el tronco muerto desaparece nos encontramos con un pie de sabina que tiene un crecimiento muy extraño, primero se extiende por el suelo y después, realizando un giro de 90o, aparentemente sin más, comienza a crecer en vertical, pero si nos acercamos y comprobamos la existencia de restos del tronco que le hacía sombra, el crecimiento inexplicable, la incertidumbre, desaparece.
        Después de todo este es un árbol que adora al sol y hace todo lo posible para recibir sus rayos el primero.
        





sábado, 10 de marzo de 2018

DIVIDE Y VENCERÁS (EL ÁRBOL DEL SOL, y II)

       
Dos ejemplos de sectorización de la sabina negra (Juniperus phoenicea). A la izquierda toda la mata esta muerta pero la única rama viva florece y fructifica. A la derecha ejemplar con dos troncos (uno ya esta muerto) y raíces independientes salvo una pequeña union señalada con unasterisco rojo.
        Don Raúl, mi profesor de historia en la EGB siempre resumía su asignatura en dos frases: “la historia la escriben los vencedores” aludiendo a lo poco objetiva de misma y “divide y vencerás”, refiriéndose a que había que unirse en el bando propio pero dividir al bando enemigo.
         Bien, en la naturaleza organismos incluso de especies diferentes, pueden agruparse para hacer frente al un enemigo común como las adversas condiciones ambientales (sequedad, frio,…), se habla entonces de facilitación; como ejemplo en una zona semiárida una planta de raíces profundas como la retama bombea humedad a las zonas superficiales del suelo, donde otras plantas de menor porte la pueden aprovechar, y seguramente estas ayuden a sujetar el suelo o protegerlo de los rayos directos del sol.
Bueno pues la sabina negra hace lo contrario, usa el “divide y vencerás” y además para si misma. Esto lo sabemos pues ha habido unos investigadores que sintieron curiosidad de intentar averiguar la relación de raíces y ramas en esta especie; a varios ejemplares jóvenes les desenterraron un raíz principal y las dejaron dentro de un recipiente con agua y colorante. Tiempo después seccionaron el tallo para  ver como se había distribuido el colorante por toda la planta: la sorpresa fue que este no se había distribuido uniformemente, sino en determinados sectores del tronco y en un número muy reducido de ramas, prácticamente había llegado solo a una rama principal, pues no había habido una distribución lateral de la savia bruta, a esto lo llamarón sectorización, ¿recordáis que en la entrada anterior os dije que os contaría que era?.
         Bueno pues la sectorización es una estrategia que usa la sabina negra para vivir en estos lugares de condiciones tan limitantes como los roquedos en las zonas de solana, de esta manera si una raíz perece pues se ha quedado al aire por la erosión o no encuentra suficiente humedad, o bien una rama es dañada por la caída de una piedra, estas pérdidas no comprometen al resto de la planta, sino solo y exclusivamente a las partes afectadas; así podemos encontrar ejemplares en que la práctica totalidad de la planta esta muerta pero sin embargo hay una única rama verde y lozana, que incluso florece y fructifica.
         La sectorización la vamos a poder observar tanto en ejemplares de tronco único, como en los ejemplares de varios troncos, en estos casos nos resulta más fácil concebir al ejemplar no como un individuo sino como una colonia (lo más acertado sería decir una colonia de clones de si misma, pues suponemos que todas tienen el mismo ADN) donde lo más importante es que sobreviva de la mejor forma posible al menos una parte del ejemplar.
         Esta estrategia da lugar a unos troncos realmente curiosos, con raíces principales casi sin conexión con el resto (la sectorización en muchos ejemplares no parece que sea al 100%) y que por su tronco de sección lobulada muchas veces podemos seguir la continuidad de la raíz con su rama.
Secciones de troncos de sabina negra, el asterisco verde señala la zona de la médula, la parte mas antigua del tronco, y de izquierda a derecha: crecimiento lobulado, ovalado aquí la sección recuerda más al de una tabla, y crecimiento en abanico.
         Otra característica de esta especie es que el crecimiento secundario del tronco, el que se produce en anchura, no es regular por lo que sus sección, rodaja, no será circular sino lobulada, la parte con más edad, la médula, suele estar desplazada a un lado (excéntrica), y en algunos ejemplares situada en la periferia del tronco, dando secciones ovaladas, muy ovaladas, que a veces recuerdan más a la sección de una tabla, que a la de un tronco.

         Normalmente en un árbol el crecimiento en anchura del tronco acaba cubriendo ramas muertas que parten de él. Bueno en muchos casos de sabina el crecimiento secundario parece que procura evitar el cubrir, dando un rodeo, los tocones de las ramas muertas y otras partes del tronco creando así curiosas formas, esto tal vez sea una consecuencia de la sectorización. Normalmente la sectorización se suele ser  más visible en troncos de sección ovalada, en estos la parte mas vieja queda en un extremo y el crecimiento secundario se desarrolla no radialmente sino solo en una parte, dando secciones muy alargadas, de flancos planos casi paralelos, que además se pueden desarrollar describiendo una curva o incluso, parece que si las condiciones mejoran, abriéndose posteriormente su sección en forma de abanico. La parte más vieja puede carecer ya de raíz, reducida ya solo al duramen (corazón), y en la parte más joven reconocemos la zona viva pues aún posee corteza, recordemos que justo en la zona de contacto de la corteza y el leño es donde se encuentra los vasos por donde circula la savia y el cambium por donde se produce el crecimiento secundario.
        
Dos ejemplos de desarrollo del tronco en en espiral ( hélice), y en el centro como el crecimiento en anchura del tronco evita cubrir la zona ya muerta del tronco y las ramas. 
        Hay otra particularidad que no podemos explicar aún, que es cuando el tronco se desarrolla girando, formando una espiral o hélice. Este es una forma de desarrollo común a mucha especies de planta leñosas: pinos, hayas, almendros,… pero desconocemos cual es su significado o la ventaja que aporta al ejemplar pues no se da en todos. Se especula con que es la forma de los vasos por donde circula la sabia, que si esta forma aumente la fricción entre las fibras y hace al tronco más resistente, que si es una consecuencia del viento, ….. llego a un punto que empiezo a creer que  tal vez lo de “capricho de la naturaleza” no lo explique pero al menos me quite la incertidumbre (ver entrada anterior: Luz, quiero luz).  






martes, 6 de marzo de 2018

LUZ, QUIERO LUZ ( EL ÁRBOL DEL SOL, y I)

       

El lugar de conflicto de sabinas negras (Juniperus phoenicea) centenarias con el hombre.
      

    Eduardo Punset en un pequeño y práctico libro titulado: “Adaptarse a la marea, como tener éxito gracias a la selección natural”, comentaba como a nuestro cerebro de homínidos no le gusta la incertidumbre, necesita la sensación de que controla la situación, y si esta si se alarga nos provoca daños en nuestro sistema inmunológico; tal vez por eso y para evitarla hemos ido buscando explicaciones a la realidad que nos rodea (aunque no sean ciertas): creencias, mitos, leyendas, incluso la religión nos permite explicar el mundo, o al menos tranquilizarnos creyendo que lo entendemos y que de alguna forma lo podemos controlar.  Ahora la ciencia ha venido a reducirnos esa incertidumbre, los científicos nos pueden explicar parte de la realidad y ya no cabe reducir un hecho a un “capricho de la naturaleza” hay que explicarlo con razón y lógica, al menos con los conocimientos que poseemos en ese momento.
      Algo así me ocurre a mi con la sabina negra, desde hace un tiempo no se me ocurre nada más inquietante, interesante y aventurero, en sentido físico y mental, que intentar comprender su crecimiento con lo poco que sabemos de ella; las formas extrañas de algunos ejemplares deben tener una explicación lógica, pero seguramente no lo deduciremos con nuestra lógica sino con la de los árboles. Nuestro desconocimiento proviene de que no es un especie con valor económico, (no es maderable, además es una planta tóxica que no comen ni las cabras), no forma bosques, su tamaño es discreto (no supera salvo rarísimas veces los 5 metros de altura) y además vive lugares poco deseados por otros árboles como son los suelos rocosos y secos, donde puede ser la especie más abundante, pero no por ser dominante sino porque ninguna otra puede vivir en esas condiciones de escaso suelo y sequedad; además muchas veces la encontramos en lugares inaccesibles por lo que pasa desapercibida.  Tal vez sean los escaladores los que más la pueden valorar (saben que es una buena reunión) y también hacerla peligrar (las suelen eliminar de las vías de escalada, si la cuerda se engancha en ellas o hay peligro en caso de caída).
El territorio de la sabina negra, rocoso y seco, el territorio que ningún otro árbol quiere.
         Pero hay dos estudios que nos cuentan algo más de ella: uno es sobre su longevidad y la persistencia de su madera a la intemperie, algo que ya se imaginaba pero no se había estudiado,  y el otro sobre un estrategia de crecimiento, la sectorización, de la que ya hablaremos más adelante. A parte de esto sabemos poco más de su ecología, lo más importante que tenemos que tener en cuenta es que es una planta de pleno sol, que soporta muy mal estar a la sombra de otros árboles (como ya comente en otra entrada anterior: Mala sombra en  diciembre del 2106), pero si que soporta la sombra de las paredes de umbría a las que no da el sol directo en semanas durante el invierno; la explicación puede ser que: bajo los árboles la luz que recibe ya no tiene la “calidad” necesaria (el espectro azul y el rojo de la luz solar que necesita para la fotosíntesis ya ha sido absorbido por el árbol que le hace sombra), o bien en el segundo caso soporta la sombra pues es invierno y la planta esta en reposo vegetativo. Una forma de comprobar esta necesidad de luz directa es en las matas más densas de sabina separar un poco sus ramas y ver que solo posee hojas, recordemos que son como escamas pegadas a los tallos, en los extremos de las ramas y no en la zona interna donde llega menos luz.
         Otra particularidad es que pese a ser una planta mediterránea no rebrota después del fuego, tal y como hacen parientes suyos con los que suele compartir el espacio como el enebro de la miera, por lo que escasea, en especial ejemplares ya viejos, en las zonas donde ha habido frecuentes incendios.
         Por lo tanto por su necesidad de sol directo y escasa talla, solo domina en terrenos degradados o poco aptos para otros árboles, y si queremos encontrar individuos cargados de años hay que ir a una pared de roca y a varios metros sobre el suelo, donde los incendios y las temperaturas que generan  no puedan llegar.
 
Las raíces de esta sabina no se desarrollaron así a la vista, lo hicieron por el interior de una grieta de la roca, desprendida esta quedan visibles.
         Pero vivir a pleno sol sobre un suelo escaso en el clima mediterráneo tiene sus problemas, que soluciona con hojas de tamaño muy pequeño, formas compactas, normalmente arbustivas bajo las que se acumulan las hojas muertas; y seguramente ese acúmulo tenga su importancia ayudando a la formación de suelo y de retención de algo de humedad.  Otra forma de soportar estas sequias es con un potente sistema radicular, al menos algunos ejemplares tienen grandes raíces pivotantes que en algunos ejemplares podemos ver “serpenteando” por encima de la roca en busca de suelo; evidenciando así la erosión, pues ninguna raíz (no aérea) “serpentea” por el exterior, lo hicieron bajo un suelo que ya ha desaparecido.
         De vez en cuando una sequia (los tres meses de verano sin llover nada) lleva a la muerte de algunos ejemplares, los que están en peor situación, en un suelo rocoso, fisurado, son las que se hallan sobre grietas más reducidas y por lo tanto contienen menos suelo y menos reserva de agua. Si bien parece que la observación detallada tiempo después alguna de estas “muertas” acaba recuperándose.   

         Bueno ya tenemos nuestras sabinas asentadas en un territorio no deseado por otras plantas leñosas, ahora a vivir. Al igual que ocurre con otros árboles las propias ramas de la sabina también compiten entre ellas, y comprenderéis que de forma mucho mas individualista cuando os explique una estrategia muy particular de este arbolito.